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Salud Mental / Violencia intrafamiliar

Interestatal Coahuila-Durango de la Asociación Psiquiátrica Mexicana

Desde tiempos remotos la violencia intradoméstica ha sido considerada como algo “normal”. Existen evidencias de ello en múltiples libros. El conquistador demuestra su superioridad, generalmente contra la conquistada por la fuerza física. Someter por la fuerza es lo habitual. Diversas culturales lo aceptan y solapan, así es posible golpear a la prójima sin pensar que esto fuera un delito (al prójimo) puesto que no lo era.
En la actualidad, gracias a un sinnúmero de mujeres respaldadas por hombres valientes y sensibles se ha clasificado a la violencia familiar como un delito. Violencia familiar –es de golpes- hasta el hecho de tomar a cualquier miembro de la familia en forma sexual.
Hasta ahora solamente me he referido a la violencia física, pero ¿y la violencia psicológica?
La física conlleva a la psicológica. Los golpes los repara el organismo, pero en la mente de quien o quienes la sufren quedan marcados con tinta indeleble, son huellas que persistirán por siempre, y por siempre será en demasiados casos una repetición de estos patrones de conducta violentos. Gritos de devaluación, humillaciones y muchas, muchas formas de agresión que por ahora no es dable mencionar, pero que desafortunadamente conocemos usted y yo.
Si buscamos explicaciones de por qué sucede este fenómeno social, las he encontrado en bibliografía (no las inventé) además de contribuir con mi experiencia de muchos años de atender a pacientes enfermos emocionalmente causados, en ocasiones en forma obvia, y en otras tan sutil que es bien difícil lograr comprender el trasfondo de la situación, ya que la violencia es multifactorial, o sea que tiene múltiples causas que se conjugan entre sí.
La violencia es el resultado de una interacción entre las características del individuo y los factores del ambiente. Los factores biológicos o innatos, tales como disfunciones neurofisiológicas, hormonales, herencia, etc., no actúan de manera específica para producir individuos violentos, sino que interactúan con medios ambientales aprendidos generalmente en la infancia y en el seno familiar que aumenta la impulsividad y la utiliza como medio para obtener lo que desea o expresar sus frustraciones.
El tratamiento de este problema debe incluir psicoterapia individual, familiar y grupal, en ocasiones son útiles algunos medicamentos y no solamente castigos y formas represivas (que también son útiles).

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