Natalia, querida mía!
(De La Iguana y Doña Jovita, el cómico José Luis)
Al sur del Gran Güenos Aires
Ta` viviendo una sobrina
rigoreada en la fajina
de haberse dejao golpear
y esto me vino a contar
por que yo soy su madrina…
Dijo que andaba aturdida
Que no tenía sosiego
Que la traicionó el apego
Que tuvo por un fulano
Que resultó ser insano-
Y para pior mujeriego…
Que volvía amanecido
Y la trapeaba a los gritos
Que delante de los chicos
la arrastraba pa` la cama
Y que ella sin tener ganas
Soportaba el estropicio …
Habiendo perdido el rumbo
Sin esperanza ninguna
Empezó a buscar ayuda
Y se jué pa la consulta
Y esto que cuenta resulta
De esta cuestión peliaguda
“Güenas tardes, mi doutor,
no se por donde empezar
no hago mas que trompezar
El asunto es complicao,
si nota que me he ladeao
ayúdeme a enderezar
Soy madre de tres criaturas
acà donde usté me ve;
yo solita los crié
les di abrigo y alimento;
pero tengo un gran tormento
que es el mayor de los tres.
No es como sus dos hermanos:
a ése naides lo sujeta,
ni a su madre la respeta;
otro hijo más, no soporto.
Quiero que me haga un aborto,
usté sabe la receta.
Con una mirada brava
el médico la encaró
y ahí nomás le refirió
si éste la hace renegar
no le conviene abortar:
mas bien elimínelo.
Pero el que tiene en su vientre
ningún daño le ha causao.
El mayor , ya se ha cebao
seguirá dando trabajo.
Déjemeló, qué carajo,
lo mato yo al indeseado-
Basta que ud me habilite
y dejesé de sufrir
El chico ni va sentir
Le meto una pichicata
Lo va a ver parar la pata
¡yo se lo voy a abatir!
En cambio el que está en la panza
parece una mojarrita
pero es una personita
que ya tiene un espinazo,
una cabeza, dos brazos
y un corazón que palpita.
Usted ya va a estar baquiana
Pa sacarlo bien mandao
Usté sabe y a probao
Que se los cria mejor
Con un poco de rigor
Si vienen mal barajaos…
Al escuchar la mujer
las palabras del dotor,
abrazó al hijo mayor,
lo aprietó contra su pecho,
y dijo: el mesmo derecho
les corresponde a los dos.
El julepe que le vino
le aclaró la situación
le saltaba el corazón
y una fuerza misteriosa
le hacía ver otra cosa
era la luz del amor…
¡El amor no ve imposibles!
lloraba y también reía
al doutor agradecía
por que con esa artimaña
pudo voltear la montaña
de pena que enceguecía…”
¡Natalia querida mía!
Le dije de un solo envión
Yo te doy la bendición
Por que tu ahogo tremendo
Con la fe se te va yendo
Y ya ves de nuevo el sol!!!
Naides debe disponer
la vida que nos han dao
aunque lo tenga embretao
una gran necesidà.
La vida y la libertà
son los dones màs preciaos.
(enviado por iesvs.org)
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